Preguntas frecuentes
Courage es un grupo de católicos que experimentan atracciones al mismo sexo (AMS) y están comprometidos en ayudarse unos a otros a vivir una vida casta marcada por la oración, hermandad y apoyo mutuo. Nuestros miembros están guiados por sacerdotes capellanes quienes ofrecen reconciliación y dirección a su vida espiritual.
Juntos se esfuerzan por vivir las Cinco Metas de Courage, que fueron desarrolladas por el primer grupo en New York en 1980 y ahora guían todas las reuniones y el apostolado.
EnCourage fue fundado en 1987 para ofrecer apoyo espiritual a padres, esposos y otros seres queridos de personas que tienen relaciones homosexuales. En muchos casos los miembros de EnCourage se sienten divididos entre aceptar a sus seres queridos que experimentan atracciones al mismo sexo y mantenerse fieles a las enseñanzas de la Iglesia católica en relación a la moralidad de los actos homosexuales. Bajo la guía de sacerdotes capellanes compasivos y apoyándose unos a otros, los miembros de EnCourage se esfuerzan por vivir las Cinco Metas de EnCourage.
“Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición”.
Catecismo de la Iglesia Católico, 2358
Aceptar a una persona significa que la amamos y acogemos con todas sus fortalezas y sus debilidades. Cuando llegamos a conocer las debilidades de una persona, debemos ser sensibles a sus vulnerabilidades y mostrar compasión. Si otros se burlan o la juzgan mal por sus debilidades, debemos ser los primeros en salir a la defensa de esa persona.
La aceptación de otra persona humana no necesariamente quiere decir que estamos de acuerdo con todas sus opciones. Muchas veces el amor nos exige que demos a conocer nuestras discrepancias. Por ejemplo, un católico practicante no puede asistir en buena conciencia a un matrimonio de personas del mismo sexo, pues esto implica la aprobación de una unión que la fe nos enseña es contraria al plan de Dios para los seres humanos.
Tenemos muchas oportunidades para mostrar nuestro amor y preocupación por los demás. En la medida que estemos más tiempo en oración y esforzándonos por crecer en nuestra relación con Cristo, el Espíritu Santo llenará más nuestros corazones de amor, comprensión y paciencia. Nuestro ejemplo de amor y aceptación podría atraer a aquellos alrededor nuestro al gozo y salvación que hemos encontrado nosotros en Jesucristo y en las enseñanzas de Su Iglesia.
La bondad de la intimidad sexual nace de su orden hacia la permanencia, la fidelidad, la unión procreativa del acto marital; esto es la unión sexual entre esposo y esposa. El término “objetivamente desordenado” es un término filosófico. Se utiliza para describir atracciones homosexuales, pues éstas nunca conducirán a un acto sexual moralmente bueno.
La atracción de un hombre hacia una mujer o de una mujer hacia un hombre, es objetivamente ordenada hacia esta unión marital, aunque en algunos casos podría ser desordenada debido a deseos lujuriosos, promiscuos o adúlteros. Sin embargo, las atracciones homosexuales nunca apuntan hacia la unión sexual de los esposos que son complementarios en su naturaleza y cuya unión puede llevar a la procreación de nuevos seres humanos. En todos los casos van en contra del orden propio de un querer y obrar que ha sido heredado en nuestra naturaleza humana, creada y redimida por Dios.
El Padre John Harvey (fundador de Courage y EnCourage) y los primeros miembros de Courage fueron inspirados por los famosos “Doce Pasos” de Alcohólicos Anónimos y se dieron cuenta que esta aproximación era muy útil en su búsqueda por vivir las Cinco Metas de Courage. Muchos de los grupos de Courage (aunque no todos) usan los Doce Pasos para focalizar sus esfuerzos individualmente y como grupo, para crecer en conocimiento personal y en santidad.
Hay muchas conexiones entre los Doce Pasos y una aproximación espiritual católica para crecer en la virtud. Por ejemplo, los primeros tres pasos dan respuesta a la fragilidad humana (“Admitimos que éramos impotentes…”) en una total rendición al amor poderoso y la providencia de Dios (“Llegamos a creer” y “decidimos poner nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios”). Son eco del sentimiento expresado por San Pablo en su Segunda Carta a los Corintios: “(Dios) me dijo, ‘mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza’. Por tanto con sumo gusto seguiré gloriándome sobretodo en las flaquezas … pues cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte” (2 Cor 12, 9-10).
Los siguientes cuatro pasos consisten en la importancia de reconocer y admitir cuán pecador es uno. La profunda naturaleza de los pecados relacionados con la sexualidad –fornicación, pornografía, masturbación, lujuria– frecuentemente lleva a la persona apegada a éstos a que experimenten una gran vergüenza que los conduce a una soledad tal que hace muy difícil que los dejen. Cuando uno se hace responsable de su propio pecado y se arrepiente de ellos –en confesión o a través de conversaciones sinceras con buenos amigos– se vive una honda experiencia de libertad. Esta libertad interior es el principio de una nueva integridad y habilidad para enfrentar pruebas diarias y tentaciones contra la paz y perseverancia.
Nuestros pecados no solo nos afectan a nosotros mismos. Es en este momento que llegamos a los pasos ocho y nueve en los que se reconoce el impacto que las decisiones pecaminosas tienen en otras personas. El deseo de buscar el bien de los demás y de arreglar el daño que nuestro pecado ha causado, es un poderoso antídoto para el egoísmo propio de la lujuria y los pecados sexuales. Algunas veces este acto de caridad se manifiesta a través de conversaciones de sanación y relaciones transformadoras con familiares y amigos. En otros casos adquiere otras formas indirectas como la oración por seres queridos ya fallecidos o la intercesión por aquellos que están atrapados en la cultura de la lujuria y la promiscuidad desenfrenada en la sociedad secular de hoy en día.
El paso diez nos recuerda que la batalla por la santidad y la virtud de la castidad debe ser enfrentada diariamente. Y el paso once sugiere la oración y meditación constante en pedir la voluntad de Dios como fundamento de todos nuestros esfuerzos. Los Doce Pasos terminan de la misma forma que las Cinco Metas: con una invitación para llegar a los demás siendo buenos ejemplos e invitándolos a experimentar en primera persona la libertad y la paz que la hermandad y el plan espiritual de Courage ofrecen.
Históricamente, los Doce Pasos fueron escritos para ayudar a aquellas personas con problemas físicos y emocionales por su adicción con el alcohol. Decir que Courage es inspirado por los Doce Pasos no quiere decir que veamos las atracciones sexuales como una enfermedad o adicción, sin embargo, algunos de nuestros miembros enfrentan situaciones de ruptura sexual como apegos compulsivos a la pornografía o comportamiento promiscuo. El modelo de los Doce Pasos puede ser útil para ellos de manera particular, y su subyacente principio espiritual está ciertamente en armonía con las Cinco Metas que todos nuestros miembros quieren alcanzar juntos.
Antes que nada, Courage ve a las personas con atracción al mismo sexo como hombres y mujeres creados a imagen y semejanza de Dios, con vocación a vivir una vida casta y santa a través de una profunda unión con Jesucristo.
Algunas personas dicen que identificarse como “gay” o “lesbiana” ya sea en privado o públicamente significa simplemente que están reconociendo que sus atracciones emocionales, románticas y sexuales son predominante y persistentemente hacia el mismo sexo. Ellos sostienen que estas palabras son simples pero esencialmente descriptivas de una parte clave de su identidad, y reclaman que la adopción de estas etiquetas son una forma de “adueñarse” de su sexualidad y enfrentar la realidad de “quienes son”. Además, dicen que esas etiquetas, no interfieren o disminuyen su compromiso con la castidad
Mientras esto puede ser cierto para algunos, para otros el abrazar la terminología LGBTQ es un gran obstáculo, por las siguientes razones:
Los atrae hacia un ambiente más secular, llevándolos a estar más pendientes en buscar una relación homosexualmente activa.
Los hace más propensos a adoptar las políticas del activismo “gay” que a menudo no concuerdan con las enseñanzas morales de la Iglesia, particularmente las que se refieren al matrimonio.Los influye en ignorar o pasar por alto la enseñanza de la Iglesia de que la inclinación hacia el acto homosexual es objetivamente desordenada, pues el mundo plantea constantemente la idea que “todo lo ‘gay’ es bueno”.
La experiencia de la sexualidad en todos sus matices y sutilezas tiene una gran influencia en nuestra experiencia de vida y en cómo interactuamos con los demás; sin embargo, estaríamos equivocados si centramos nuestra identidad en esas tendencias subjetivas que muchas veces nos pueden abrumar o nos pueden desviar de la permanente presencia del Espíritu Santo.
Courage también considera el ejemplo que nuestros miembros adultos y nuestra proyección pastoral proponen para la gente joven en quienes su desarrollo psico-sexual está todavía en una etapa de formación. Etiquetarse así mismo prematuramente podría desesperanzar a un o una joven porque aún está abierto a la posibilidad de cualquier novedad en su desarrollo psico-sexual. También podría generar que esté más vulnerable a la confusión y tentación en las tres formas descritas anteriormente.
Es por ello que Courage piensa que es pastoralmente prudente evitar términos que puedan ser obstáculos para otros; por ello alentamos a nuestros miembros que piensen más allá de las etiquetas “gay” y “lesbiana” mientras que luchamos juntos en crecer en nuestra identidad esencial como hombres y mujeres formados a la imagen de Dios, creados para la intimidad y unión eterna con Cristo.
“La muerte de Cristo es a la vez el sacrificio pascual que lleva a cabo la redención definitiva de los hombres por medio del “Cordero que quita el pecado del mundo” (Jn 1, 29) y el sacrificio de la Nueva Alianza que devuelve al hombre a la comunión con Dios reconciliándole con Él por “la sangre derramada por muchos para remisión de los pecados” (Mt 26, 28). Este sacrificio de Cristo es único, da plenitud y sobrepasa a todos los sacrificios. Ante todo es un don del mismo Dios Padre: es el Padre quien entrega al Hijo para reconciliarnos consigo. Al mismo tiempo es ofrenda del Hijo de Dios hecho hombre que, libremente y por amor, ofrece su vida a su Padre por medio del Espíritu Santo, para reparar nuestra desobediencia”.
Catecismo de la Iglesia Católico, 2358
A través de Su sacrificio en la cruz, el Señor pagó el precio de nuestra redención y ofreció su propio Cuerpo y Sangre como una “ofrenda de paz” por nuestras ofensas contra Dios. Este acto perfecto de reparación continúa en el sacrificio de la Misa, que se hace presente en cada momento y lugar el sacrificio único de Cristo crucificado.
La Iglesia católica enseña que aquellos que creen en Cristo pueden compartir en Su obra de reparación por sus propios pecados y por el de los demás, a través de su devota participación en la Santa Misa y en otras obras de oración y caridad.
El Papa Pío XI se refirió aquella “satisfacción honesta que llama reparación” al Sacratísimo Corazón de Jesús como una respuesta necesaria al amor de Cristo por nosotros:
“… (que) al amor del Creador responda el amor de la criatura … el de compensar las injurias de algún modo inferidas al Amor increado, si fue desdeñado con el olvido o ultrajado con la ofensa. A este deber llamamos vulgarmente reparación”
Miseren-tissimus Redemptor, 5
Debido a que las enseñanzas de la Iglesia sobre castidad y sexualidad están muy olvidadas en el mundo moderno, algunos miembros de Courage se reúnen a rezar en reparación particularmente por pecados en contra de la castidad. Al compartir en persona, por teléfono o en Internet, a través de oraciones como el Santo Rosario, la Coronilla de la Divina Misericordia y Horas Santa frente al Santísimo Sacramento, estos Grupos de Reparación de Courage son intercesores a nombre del mundo entero y reciben gracias por sus luchas diarias por ser castos y santos.
La práctica espiritual de reparación, no es lo mismo que la ayuda de técnicas psicológicas, conocidas como “terapia reparativa” (por favor lo invitamos a leer la siguiente pregunta).
El Evangelio de Juan (2, 25) nos dice que Jesús conocía muy bien el corazón humano, y que la Iglesia siempre ha acogido los aportes de las ciencias médicas, psicológicas y sociales para adquirir una comprensión más honda del corazón humano, que es unidad de cuerpo y alma. No existe una aproximación puramente “espiritual” hacia la santidad que no considere la mente humana, las relaciones humanas (especialmente de la familia), y las necesidades del cuerpo humano.
El punto de encuentro auténtico entre la espiritualidad y la psicología en relación a las atracciones hacia el mismo sexo se da en lo que llamamos “terapia basada en la castidad”. Esto está muy lejos de intentar “arreglar” a alguien. Antes bien, aquellos con una honda comprensión de la forma como los seres humanos piensan y se relacionan entre sí, ha demostrado muchas veces que los hábitos de afrontamiento con los sentimientos o situaciones, puede hacerlos más sensibles a tentaciones o más propensos a buscar gratificaciones de formas que no son buenas.
Algunas personas saben que además de la dirección espiritual y la recepción de los sacramentos, la posibilidad de poder hablar sobre sus experiencias y la situación presente con alguien que comprende estas formas de afrontamiento, pensamiento y acción –psicólogos y terapeutas bien formados- les ofrecen conocimientos que los ayudan en sus esfuerzos por ser castos.
Courage respeta las decisiones que algunos de nuestros miembros han hecho de buscar asistencia de profesionales calificados para tener una mejor comprensión de sí mismos, sus maneras de ver el mundo y sus relaciones; todos ellos pueden ayudar en la lucha diaria por la castidad y santidad. Sin embargo, las reuniones de Courage no son grupos de terapia, y a ningún miembro de Courage se le pide tener algún tipo de consejería o tratamiento.
Courage prefiere pensar de sí mismo como un ministerio “pro-castidad”. Muchos de los miembros de Courage nunca se han etiquetado como “gay” antes de venir a Courage. Esto no quiere decir que no estuviesen conscientes de su experiencia de atracción al mismo sexo, simplemente significa que nunca han elegido de primera mano etiquetarse como “gay”, ya sea por disgusto con el reduccionismo del término “gay” o porque quieren mantener en privado su atracción al mismo sexo.
La frase “rezar para que se te vaya lo gay” trae consigo una noción simplista que una suficiente cantidad de oraciones liberará por siempre y en cualquier lugar a una persona del deseo de intimidad sexual con una persona de su mismo sexo. Courage entiende la complejidad de la atracción al mismo sexo. Los múltiples factores que contribuyen para que se desarrolle tal atracción pueden variar de persona a persona, y algunas personas podrían experimentar atracciones al mismo sexo periódicamente en el transcurso de su vida.
El ministerio de Courage se focaliza en el desarrollo de una castidad interior en unión con Cristo basada en el amor, la disciplina, la santidad y la caridad. Junto a la Iglesia católica, Courage cree que todas las personas están llamadas y son capaces de vivir una vida de santidad y castidad. Esto es verdad sin importar cuales podrían ser nuestras atracciones o tentaciones, incluso si vulnerabilidades particulares permanecen en nosotros a lo largo de toda la vida.
Cada ser humano es libre de preguntarle a Dios para que lo libere de cualquier debilidad, pero vamos a darnos cuenta que como en San Pablo, Dios permite que permanezcamos débiles en algunas áreas para que contemos más con Su gracia y fuerza y crezcamos en humildad. Courage reza con y por todos sus miembros para crecer continuamente en su relación con Cristo y para recibir todas las gracias y bendiciones que el Espíritu Santo ofrece. Courage también piensa que la más grande sanación es la unión de un alma con Jesucristo y el continuo retorno de esa alma hacia Cristo pidiendo fortaleza incluso en medio de las debilidades y tentaciones. Debemos esforzarnos por hacer esto día a día, con la ayuda de la oración, los sacramentos, una buena confraternidad y la ayuda espiritual.